Tal es el grado de inseguridad y desconfianza en el Sistema de la Seguridad Social que vemos peligrar el futuro de nuestras pensiones y comenzamos a demandar productos financieros que nos permitan ahorrar y prever nuestra futura pensión, o al menos complementarla, son los llamados planes de pensiones.
Pero antes de decidirnos cual contratar, es necesario plantearnos el plazo de inversión, la cantidad económica a invertir, los beneficios y los inconvenientes de suscribir uno u otro, puesto que además los hay de diversos tipos.
Ventajas
La principal ventaja de un plan de pensiones es que reduce los impuestos que el contribuyente ha de pagar a Hacienda, compensando el aumento de los tipos impositivos.
La aportación a Planes de Pensiones reduce de la Base Imponible General del IRPF, lo cual quiere decir que si su tipo impositivo marginal es del 40%, por aportar 10.000 euros al plan de pensiones, Hacienda le devolverá al hacer la declaración de la renta 4.000 euros.
El conjunto de aportaciones anuales máximas realizadas a Planes de Pensiones varía en función de la edad y de los ingresos del contribuyente. El límite financiero para los menores de 50 años es de 10.000 euros y para los mayores de 50 años de 12.500 euros.
El límite fiscal, lo que te podrás deducir, será la menor de las siguientes cantidades: 10.000 euros o el 30% de los rendimientos del trabajo o actividades económicas para menores de 50 años; y 12.500 euros o el 50% de los rendimientos del trabajo o actividades económicas para mayores de 50 años.
Es recomendable aportar cada año como mucho el límite fiscal deducible, y no el financiero, para que cuando vayas a rescatar tu capital, pagues impuestos como si fueran de renta de trabajo.
El diferimiento fiscal de los Planes de Pensiones es muy positivo ya que lo normal es que tu tipo a la hora de rescatar sea menor que el marginal actual, por lo que el ahorro de impuestos en la aportación es superior al pago de los mismos en el rescate.
Desventajas
A pesar de lo atractivo que pueden ser los Planes de Pensiones hay que tener en cuenta los inconvenientes de suscribirlo.
La desventaja más importante son los problemas de liquidez, ya que el inversor no puede recuperar su dinero hasta el momento en que se produzca alguna de las contingencias previstas: jubilación, invalidez, fallecimiento o dependencia, o alguno de los supuestos excepcionales de liquidez: enfermedad grave, desempleo de larga duración y temporalmente el desahucio. Dicha iliquidez hace que aunque fiscalmente sea un producto interesante, en ocasiones no interese aportar.
Los beneficiarios reciben las prestaciones correspondientes a las aportaciones más la rentabilidad que tales aportaciones hayan producido. En todos los casos las prestaciones recibidas constituyen rendimientos del trabajo y se integran en la base general del IRPF del beneficiario y tienen retención. (Las aportaciones realizadas antes del 31 de diciembre de 2006 que sean rescatadas en forma de capital tendrán una reducción del 40%.)
En comparación con otros productos bancarios gestionados de forma similar, como depósitos a plazo o fondos de inversión, tienen elevadas comisiones, y su rendimiento puede ser inferior al de otros productos que también sirven para ahorrar.
¿Qué elegir?
Depende de la rentabilidad que deseemos elegir y el riesgo que estemos dispuestos a asumir, encontramos los de:
• Renta Fija (corto Plazo): estos fondos de inversión con una duración inferior o igual a dos años.
• Renta Fija (Largo Plazo): con una duración superior a dos años.
• Renta Fija Mixta: invierten menos del 30% en renta variable.
• Renta Variable Mixta: invierten entre el 30 y el 75% en renta variable.
• Renta Variable: invierten más del 75% en renta variable.
• Garantizados: estos fondos garantizan el capital e incluso pueden garantizar una rentabilidad fija, aunque suele ser muy baja.
La rentabilidad de dichos fondos varía entre ellos y fluctúa por las injerencias del mercado de valores y las circunstancias de la situación económico-financiera del país.
Además es necesario que, para decidirnos por uno u otro, analicemos nuestra situación personal y el riesgo que queremos asumir, así como posibles situaciones que podamos prever para el futuro y que avalen nuestra decisión.
La diversificación de los ahorros puede ser nuestra mejor inversión. Dependiendo del dinero que se tiene y del riesgo que se quiere adquirir podemos pasar desde un plazo fijo garantizado a unos fondos de renta variable, pero hay otros mecanismos como pueda ser la bolsa, que invertimos en acciones de otras empresas que creemos que van a ser rentables (Iberdrola, Telefónica, Inditex, etc…). Otro puede ser el arrendamiento de inmuebles, ahora es buena oportunidad de comprar inmuebles que se puedan alquilar y el bien en un futuro se irá revalorizando, puede ser doblemente rentable y puede servirnos de plan de jubilación. También puedes invertirlo en tu propio negocio o aquel que creas que puede ser más rentable como son los business angels, etc…
En resumen son varios los puntos a reflexionar por el lector, en primer lugar la conveniencia o no de suscribir un Plan de Pensiones, dada la presunta inestabilidad del Sistema Nacional de la Seguridad y las políticas sociales a las que se está encaminando el Gobierno. La sostenibilidad de las futuras pensiones está claramente en cuestionada cuando no existe un equilibrio entre las recaudaciones efectuadas por la población activa y el gasto social, que además este último ha quedado gravemente mermado en la Ley de Presupuestos en estos dos últimos años.
Por otra parte, no debemos olvidar que el sistema financiero, o mejor dicho la Banca Española ha tenido que ser rescatada e intervenida y en un proceso de reestructuración, concentración y saneamiento que todavía no sabemos si ha terminado.
Por último, ¿no puede el Estado concedernos la mayoría de edad para organizar y orientar nuestros ahorros en lo que consideremos más conveniente? Pues es verdad que el plan de pensiones es un ahorro, y que para hacerlo más atractivo te reducen los impuestos que actualmente pagamos al Estado, pero no vamos a disponer de él hasta que se produzca el hecho causante de la contingencia asegurada y mientras forma parte del circulante de la Banca Española a tiempo real. ¿Qué no habrá otra forma de invertir nuestros ahorros y asegurarnos una renta que nos permita vivir decentemente con los nuestros cuando dejemos de trabajar?